sábado, 10 de enero de 2015

Ser o estar

Shakespeare ya se preguntaba en su obra Hamlet lo que para muchos se ha convertido en una duda existencial: «Ser o no ser». Durante un tiempo he tenido la creencia de que esa era la cuestión que debía estar planteándome. En los últimos meses, me he dado cuenta de que había un matiz que se me escapaba y es que, no sólo se puede «ser», también se puede «estar» y creo que, en más ocasiones de las que nos gustaría a todos, confundimos el significado de ambos verbos. Sentimos que somos cuando estamos y sentimos que estamos cuando somos. ¿Dónde radica la diferencia? El tiempo, la duración; su transitoriedad. 

Si somos, es algo que nos caracteriza, una cualidad innata, que no cambia. No obstante, si estamos, podemos dejar de estar en algún momento, cambiamos de estado. Porque, al fin y al cabo, los estados son todos transitorios, no permanecemos en el mismo en todo momento. Y es que ser y estar triste no significa lo mismo. Estar triste es un estado que, probablemente, cambiará. Sin embargo, si somos personas tristes es una cualidad que nos describe. Y así ocurre con la felicidad. Podemos ser felices o estar felices. Después de reflexionar sobre ambos verbos, me he dado cuenta de que muchas veces pensaba que era feliz, cuando realmente lo que quería decir era que estaba feliz y, por el contrario, en otras ocasiones he pensado que era feliz, cuando «sólo» estaba feliz. ¿Y, tú? ¿Qué crees ahora? ¿Eres o estás?

María Gomariz Calvo

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