viernes, 24 de marzo de 2017

Piedras

A veces, se suele comparar a ciertas personas con este «ser» inanimado, carente de sentimientos, duro y rígido. Fuerte por naturaleza. Aparentemente indestructible.

En otras ocasiones, se habla metafóricamente de las piedras que nosotros mismos nos tiramos a nuestro propio tejado. Aunque, en ocasiones, estas vengan del exterior, del ese tejado vecino.

Antiguamente, se lapidaba a las personas (generalmente mujeres) mediante piedras o cualquier otro objeto arrojadizo que pudiera dañar y, en definitiva, destruir.

Hay días en los que las piedras pueden transformarse en palabras y, os puedo asegurar que algunas causan ese mismo efecto.

Porque, al fin y al cabo, las personas tenemos sentimientos. Algunos lo demuestran más que otros y, aunque parezcamos piedras, las palabras y las acciones acaban por repercutir en nosotros.

Un día tras otro, intentamos crear nuestro muro defensivo, pero hay algo contra lo que no podemos luchar: nuestra humanidad.

Y es que, como dijo Quevedo, «una sola piedra puede desmoronar un edificio».

María Gomariz Calvo

viernes, 20 de enero de 2017

5 minutos

¿Qué son 5 minutos en tu vida? Plantéatelo. Puede que no le des la suficiente importancia, pero piensa en esos «mamá, 5 minutos más» o en esa canción tan especial a la que se los dedicas, un abrazo, una conversación, una llamada, un pensamiento, un sueño...¿y bien? ¿Sigues pensando que 5 minutos no son nada?

En estos momentos estás dedicando, quizás, ese tiempo para leer esto. Así que, si son tan importantes, ¿por qué malgastamos el tiempo en cosas que no merecen la pena en vez de invertirlo en lo que deberíamos?

Al día perdemos tal cantidad de tiempo en hacer cosas que no llevan a ninguna parte que luego nos lamentamos cuando no hemos podido acabar lo que estábamos haciendo y, todo, ¿por qué? Por haber perdido el tiempo.

Por eso, cuando una persona te dedique su tiempo, valóralo, agradécele que se haya tomado la molestia o el placer de hacerlo, porque el tiempo es una de las formas de demostrar a alguien que le importas.

Si alguien te pide 5 minutos de tu vida, por favor, no le digas que no, seguramente sea por una buena razón y si no lo es, qué más da, total, acabarás perdiéndolos haciendo cualquier otra cosa. Y, por otra parte, si solo son 5 minutos lo que se te piden no digas que no tienes tiempo. 5 minutos se sacan de donde sean.

Y, sobre todo, si alguien no tiene tiempo para ti es porque no quiere, no porque no puede. Seguro que para su juego nuevo, película o vete a saber qué sí que encuentra un hueco.

Tic tac, los segundos pasan, los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses, los años... ¿Y al final qué? Vivimos en el tiempo y pasamos a través de él, de nosotros depende saber administrarlo y a qué o a quién dedicárselo.

Gracias por dedicarme tu valioso tiempo. Al menos, yo lo valoro.

María Gomariz Calvo

miércoles, 13 de abril de 2016

Nada

Los instantes pasan. La vida acelera rápidamente, tanto que perdemos el sentido de la orientación.
¿Y qué hacemos para remediarlo? Nada. Nos pasamos la vida buscando la luz en ese túnel del que todos hablan, pero ¿qué hacemos si no la encontramos? Nada. 
Hagas lo que hagas, si no encuentras lo que buscas, no pares. Créalo. Pero no dejes que la oscuridad te consuma o estarás perdido. No permitas que todo tu esfuerzo se transforme en nada. Porque entonces, eso será en lo que te convertirás. En nada.
 María Gomariz Calvo



viernes, 8 de enero de 2016

Blacky

Llevo muchísimo tiempo queriendo escribirte algo. No es que no haya encontrado el momento, es porque no me atrevía. Tenía miedo de qué reacción pudiera esto provocar en mi estado de ánimo. Lo he intentado, te lo prometo. Pero cada vez que lo intentaba, tu imagen y todos los recuerdos asociados a ella volvían a mi cabeza y, sin poder evitarlo, las lágrimas se derramaban por mis mejillas. Te mereces mucho más que lo que una pequeña publicación pueda expresar. Sé que esto no podrás leerlo, no importa. Algún día, estaremos juntos donde quiera que vayamos.

Me da igual que nadie lo entienda. Simplemente, quería decirte que, desde que te fuiste, has dejado mi pequeño corazón con un hueco imposible de rellenar. Todavía recuerdo esos días en los que volvía del colegio y venías a recibirme con tu mejor sonrisa, sí, yo sé que eso era una sonrisa. Me sonreías, me dabas todo el cariño que algunas veces me faltaba, vigilabas mi sueño y, todo eso, sin pedir nada a cambio.

Eres una de las mejores cosas que me han pasado, una bendición del cielo. El mismo cielo que hace unos años te reclamó. Aún así, fuiste fuerte y no te dejaste vencer a la primera de cambio. Luchaste hasta el último momento, mi pequeño. Un par de semanas después de aquel aviso, volviste a mis brazos y pudimos pasar, aunque yo no lo sabía en ese momento, nuestra última noche juntos. Esa noche no dormí y volvería a hacerlo mil veces con tal de que pudieras estar aquí conmigo. Aquella mañana yo estuve en el colegio y cuando volví ya no estabas. Durante semanas estuve preguntando por tu estado, me decían que seguías igual, incluso, nos plantearon algunas soluciones para lo que te pasaba, mas no fue suficiente.

Al cabo de los meses, volví a preguntar, esta vez para que me aseguraran lo que ya sabía; te habías ido. Y, repito, habiendo luchado hasta el final. ¿Sabes qué es lo que más me dolió? No poder darte un abrazo de despedida. No pude despedirme de ti, por eso y, aunque no lo justifique, quería escribirte esto. Sé que no será la última vez que lo haga, tú lo mereces.

Gracias por darme tanto en estos años, por ser mi fiel amigo y enseñarme lecciones que nadie más sabría. Te llevaré en mi corazón, vaya donde vaya y haga lo que haga.

Te quiero y te querré siempre, Blacky.

María Gomariz Calvo

martes, 13 de octubre de 2015

Querer es poder

«Si juzgas a un pez por su capacidad de trepar árboles vivirá toda su vida pensando que es un inútil». Sobre esta cita he estado reflexionando hoy. Qué cierto es que, por menospreciar las capacidades de alguien, podemos llegar a hundirle. Porque, a veces, no nos dan la oportunidad que merecemos sólo porque piensan que no somos capaces de hacerlo, sin ni siquiera darnos el beneficio de la duda. ¿Por qué? Prejuicios, quizás. Y yo, aquí, me pregunto: ¿si queremos algo por qué vamos a permitir que alguien que no cree en nosotros nos impida realizarlo? ¿Cuántas veces hemos dejado de lado algo que nos gustaba por lo que nos dijeran los demás?

Y, ¿sabéis por qué muchas de esas personas que nos dicen que no somos capaces de lograr nuestros objetivos lo hacen? Porque ellos no pueden y reflejan su frustración haciéndonos creer que no somos suficientes e intentan, mediante sus propios medios, insistir para que acabemos convenciéndonos de que no somos capaces.

Por eso, por todas esas personas que alguna vez nos han juzgado y han pensado que no podíamos alcanzar nuestras metas, es hora de decirles: lo conseguí, aunque tú no creyeras en mí. 

María Gomariz Calvo

jueves, 24 de septiembre de 2015

Pensamientos

Después de reflexionar sobre ello, he llegado a la conclusión de que, probablemente, lo que nos dé miedo en realidad sea escuchar nuestros propios pensamientos en voz alta. No es que no queramos decirlos, es que admitirlos cuesta más que pensarlos.

El monstruo que se escondía dentro del armario no es más que nuestra cabeza dando vueltas a ese miedo a que nos descubran e indaguen allí donde ni siquiera nosotros queremos entrar. El lugar en el que se junta lo bueno y lo malo. 

El único monstruo que existe es al que damos vida y enturbiamos en una nube de pensamientos que nos impide ver que está ahí, aunque, en el fondo, sepamos que somos los responsables de que siga vivo. Porque, al final, nosotros lo creamos y sólo nos corresponde a nosotros acabar con él.

María Gomariz Calvo

jueves, 2 de julio de 2015

Ahora

Es la hora de realizar todo aquello que alguna vez imaginamos y que, por miedo a fracasar, no hicimos. Porque equivocarse no es malo, al contrario, es lo que nos hace falta para darnos cuenta de que el mundo sigue girando a pesar de nuestros tropiezos. 

Los errores son buenos, significan el comienzo de una nueva aventura que está esperando a ser realizada. Atrevernos o no a realizarla sólo depende de lo que queramos conseguir.

¿Qué más da el resto? Es el momento de saltar, de gritar, de querer, de acertar y de equivocarse, de ser día y noche; de vivir. Vamos a abrazar el presente, a aprender de lo pasado, a proponernos metas y a cumplir las que tenemos abandonadas en un baúl. Porque, si no es ahora, ¿cuándo?

María Gomariz Calvo