martes, 13 de octubre de 2015

Querer es poder

«Si juzgas a un pez por su capacidad de trepar árboles vivirá toda su vida pensando que es un inútil». Sobre esta cita he estado reflexionando hoy. Qué cierto es que, por menospreciar las capacidades de alguien, podemos llegar a hundirle. Porque, a veces, no nos dan la oportunidad que merecemos sólo porque piensan que no somos capaces de hacerlo, sin ni siquiera darnos el beneficio de la duda. ¿Por qué? Prejuicios, quizás. Y yo, aquí, me pregunto: ¿si queremos algo por qué vamos a permitir que alguien que no cree en nosotros nos impida realizarlo? ¿Cuántas veces hemos dejado de lado algo que nos gustaba por lo que nos dijeran los demás?

Y, ¿sabéis por qué muchas de esas personas que nos dicen que no somos capaces de lograr nuestros objetivos lo hacen? Porque ellos no pueden y reflejan su frustración haciéndonos creer que no somos suficientes e intentan, mediante sus propios medios, insistir para que acabemos convenciéndonos de que no somos capaces.

Por eso, por todas esas personas que alguna vez nos han juzgado y han pensado que no podíamos alcanzar nuestras metas, es hora de decirles: lo conseguí, aunque tú no creyeras en mí. 

María Gomariz Calvo

jueves, 24 de septiembre de 2015

Pensamientos

Después de reflexionar sobre ello, he llegado a la conclusión de que, probablemente, lo que nos dé miedo en realidad sea escuchar nuestros propios pensamientos en voz alta. No es que no queramos decirlos, es que admitirlos cuesta más que pensarlos.

El monstruo que se escondía dentro del armario no es más que nuestra cabeza dando vueltas a ese miedo a que nos descubran e indaguen allí donde ni siquiera nosotros queremos entrar. El lugar en el que se junta lo bueno y lo malo. 

El único monstruo que existe es al que damos vida y enturbiamos en una nube de pensamientos que nos impide ver que está ahí, aunque, en el fondo, sepamos que somos los responsables de que siga vivo. Porque, al final, nosotros lo creamos y sólo nos corresponde a nosotros acabar con él.

María Gomariz Calvo

jueves, 2 de julio de 2015

Ahora

Es la hora de realizar todo aquello que alguna vez imaginamos y que, por miedo a fracasar, no hicimos. Porque equivocarse no es malo, al contrario, es lo que nos hace falta para darnos cuenta de que el mundo sigue girando a pesar de nuestros tropiezos. 

Los errores son buenos, significan el comienzo de una nueva aventura que está esperando a ser realizada. Atrevernos o no a realizarla sólo depende de lo que queramos conseguir.

¿Qué más da el resto? Es el momento de saltar, de gritar, de querer, de acertar y de equivocarse, de ser día y noche; de vivir. Vamos a abrazar el presente, a aprender de lo pasado, a proponernos metas y a cumplir las que tenemos abandonadas en un baúl. Porque, si no es ahora, ¿cuándo?

María Gomariz Calvo

miércoles, 27 de mayo de 2015

Real

Algunas noches, los sueños adquieren esa intensidad propia de la realidad, haciéndonos creer que, lo que, en ese momento, estamos «viviendo», es real. Dicen que los sueños, entre otras cosas, reflejan los deseos del corazón. Y es cierto. Porque es ahí, en el corazón, donde se guardan nuestros deseos más puros, nuestras alegrías y esperanzas, así como, nuestros miedos e incertidumbres. 

Y, cuando nuestros sueños reflejan esos deseos, nos permiten ver aquello que anhelamos o que echamos de menos. Puede que esta sea la forma que tenemos de vivir lo que en nuestra realidad ya no se nos permite. De reencontrarnos con alguien que ya no está. Es justo en ese momento, en el que nos damos cuenta de que estamos soñando y nos aferramos a esa sensación. Entonces, despertamos y vemos que, en realidad, estábamos soñando.

Mientras mantengamos el recuerdo vivo de aquello que extrañamos, seguirá presente en nuestra vida, porque es ese recuerdo lo que hace que, lo que no «está» siga a nuestro lado, aun cuando no lo haga de forma física.

Por eso y por mucho más, estés donde estés, para mí siempre serás real. 

María Gomariz Calvo

miércoles, 29 de abril de 2015

Puzles

Quizás y sólo quizás busquemos encajar en algún lugar, encontrar esa parte complementaria que nos pasamos la vida buscando. Ser parte de un todo. Lo que no nos dicen es que, a veces, las piezas se pierden. 

En más ocasiones de las que pensamos pasamos más tiempo pensando en la pieza que se perdió que en el resto de piezas que conforman esa parte del todo. Porque, en otras ocasiones, ese todo compuesto por piezas somos nosotros y lo que hemos perdido por el camino ya no se puede recuperar. Algunos días somos todo; otros, nada.

María Gomariz Calvo

lunes, 27 de abril de 2015

Juego de corazones

Sin importar las veces que fueran barajadas, ellas sabían que volverían a encontrarse, pues, la suerte o el destino las uniría en una mano afortunada. Partida tras partida, ronda tras ronda volaban entre otras de su misma especie. Jugaban entre sus compañeras, mientras se reunían de nuevo, intentando formar combinaciones que tuvieran valor para alguien. 

¿Qué valor podrían tener separadas? La unión era lo que daba valor a estas entrañables amigas. Y, en una de esas partidas, se encontraron de nuevo. Latido tras latido, sus corazones se unieron. Puede que se volvieran a separar, pero estaban seguras de que fuera como fuera volverían a verse de nuevo. Entonces, entendieron que no importaba lo que las separara si, llegado el momento, se juntarían. Y, desde ese instante, conocemos a esas dos cartas como el rey y la reina de corazones.

María Gomariz Calvo

sábado, 18 de abril de 2015

El significado del tiempo


Hace un tiempo me preguntaste qué significaba el tiempo para mí. Lo cierto es que todavía me encuentro intentando resolver esa pregunta. Me cuesta descubrir qué significa exactamente la palabra «tiempo». Estuve pensando sobre ello durante muchos días y he llegado a una pequeña conclusión.

El tiempo no es «algo» en particular. Es un conjunto de elementos que hacen que se forme. Los recuerdos, al igual que las personas que forman parte de él, nuestras aspiraciones, deseos y sueños se alojan y tienen cabida dentro de él. Por eso, no podría decir que el tiempo es sólo tiempo. Se invierte, se malgasta, se aprovecha, se pierde, avanza y, sin embargo, no retrocede. Aunque queramos, no lo hace. El único lugar en el que es posible que lo haga es en el de nuestros sueños y recuerdos.

Por eso, he decidido que sea lo que quiera ser esa palabra a la que denominamos tiempo, las definiciones que queramos darle, seguirá siendo nuestro para hacer con él lo que queramos. Porque, al final, lo que hacemos con él es eso: invertirlo. Y cuando digo invertirlo me refiero tanto a aprovecharlo como a malgastarlo. Porque el tiempo es nuestra mejor inversión y lo que hagamos con él depende de nosotros.

María Gomariz Calvo

miércoles, 15 de abril de 2015

¿Qué somos?

La historia del ayer y del mañana. Somos el tiempo que pasa por nuestras vidas y la vida que pasa por el tiempo. Y, después de pasar y haber dejado pasar cada momento, somos aquello que se queda en el tiempo; recuerdos.

María Gomariz Calvo

Time

María Gomariz Calvo

martes, 14 de abril de 2015

El color del amor

Hubo un tiempo en el que las palabras se escribían en el aire. Aquellas personas que podían verlas diferenciaban su significado por el color que estas mostraban.

Pronto, empezaron a utilizar varios colores para una misma palabra. Y, ¿cuál fue la primera afortunada al merecer tal distinción? El amor. Los habitantes de aquellas tierras pensaron en la necesidad de saber distinguir su significado, por ello, establecieron el rojo para cuando alguien decía «te quiero» a la persona que amaba; el azul, si se trataba de un amigo; el verde, si era un amor interesado; el amarillo, si era la primera vez que se decía; el lila, si se decía sin pensar. Y así con muchos más colores y significados.

Con el tiempo, las personas fueron perdiendo las ganas de diferenciar todo cuanto escribían y optaron por volver al blanco y negro, de esta forma, sólo las personas que nos conocieran de verdad sabrían qué significado tienen nuestras palabras.

Hoy, dicen que cuando vemos el arcoíris es porque se reflejan los deseos de aquellas personas que querían que sus palabras fueran reales. Y que, debido a la variedad de sus colores, el amor no tiene un color específico.


María Gomariz Calvo

martes, 7 de abril de 2015

Instantes

El deseo ante un acontecimiento hace que este se espere con más ganas. Ante este enunciado he conseguido diferenciar entre dos etapas: la previa, cargada de adrenalina, de cierta desesperación que en ocasiones genera la espera o la lentitud de esos días que no avanzan. Y, la segunda, la posterior a dicho evento. En mi opinión la peor de las dos. Cuando ha llegado y pasado aquello que anhelábamos. Mientras estamos viviendo lo que hemos estado esperando no nos damos cuenta de lo que sucede. Lo hacemos antes o después, pero no durante. No disfrutamos lo suficiente de ese momento porque cuando llega no lo sabemos y para cuando lo hacemos, el suspiro de ese instante ya ha pasado. Deberíamos disfrutar más de lo que tenemos y preocuparnos menos de lo que ya ha pasado o pasará. Sin olvidar que parte de lo que somos es lo que hemos construido y lo que deseamos realizar en un futuro, con el matiz de saber cruzar el puente que separa ambas partes y disfrutarlo.

María Gomariz Calvo

sábado, 10 de enero de 2015

Ser o estar

Shakespeare ya se preguntaba en su obra Hamlet lo que para muchos se ha convertido en una duda existencial: «Ser o no ser». Durante un tiempo he tenido la creencia de que esa era la cuestión que debía estar planteándome. En los últimos meses, me he dado cuenta de que había un matiz que se me escapaba y es que, no sólo se puede «ser», también se puede «estar» y creo que, en más ocasiones de las que nos gustaría a todos, confundimos el significado de ambos verbos. Sentimos que somos cuando estamos y sentimos que estamos cuando somos. ¿Dónde radica la diferencia? El tiempo, la duración; su transitoriedad. 

Si somos, es algo que nos caracteriza, una cualidad innata, que no cambia. No obstante, si estamos, podemos dejar de estar en algún momento, cambiamos de estado. Porque, al fin y al cabo, los estados son todos transitorios, no permanecemos en el mismo en todo momento. Y es que ser y estar triste no significa lo mismo. Estar triste es un estado que, probablemente, cambiará. Sin embargo, si somos personas tristes es una cualidad que nos describe. Y así ocurre con la felicidad. Podemos ser felices o estar felices. Después de reflexionar sobre ambos verbos, me he dado cuenta de que muchas veces pensaba que era feliz, cuando realmente lo que quería decir era que estaba feliz y, por el contrario, en otras ocasiones he pensado que era feliz, cuando «sólo» estaba feliz. ¿Y, tú? ¿Qué crees ahora? ¿Eres o estás?

María Gomariz Calvo